¿Cuántas veces no nos hemos quebrado la cabeza (y los dedos, de paso) tratando de averiguar cuál es la llave que corresponde a la puerta que queremos abrir, sobre todo si la tenemos dentro de un inmenso manojo con muchas otras llaves de aspecto similar? En el mercado existen identificadores hechos de plástico de colores que resultan muy prácticos para ocasiones futuras, pero ¿qué hacer si al momento hemos determinado cuál es la llave correcta y no queremos que vuelva a perderse entre todas las demás?
Puedes improvisar un identificador de form simple y práctica con un producto de belleza insospechado: ¡barniz de uñas!
¿Cómo hacerlo?
1. Escoge un esmalte de color llamativo y sólido, evita los translúcidos o pálidos porque se transparentarán y no te darán la rapidez que buscas.
2. Sostén la llave por la parte dentada, pues no es necesario que la pintes: se desgastaría demasiado rápido o entorpecería abrir la cerradura.
3. Pasa la brocha por encima de las dos caras de la llave a tu gusto; desde un simple brochazo, una letra que identifique el lugar al que pertenece la llave, hasta pintarla uniformemente.
4. Deja secar y ¡listo! Puedes experimentar con otros colores en las demás llaves, pero procura que sean lo suficientemente contrastantes.