A la hora de lavarnos los dientes, es posible que notes, cuando escupes, que está manchado de sangre, y al mirarte veas que algunos dientes se han machado de sangre. Esto suele ser porque usas un cepillo demasiado duro o bien porque tienes las encías inflamadas o demasiado sensibles. No es algo bueno que pase y por eso, para ayudarte con este problema, quiero darte un pequeño remedio.
Si haces enjuagues después de cada cepillado con una infusión hecha con una cucharada sopera de salvia (colada, solo el líquido para hacer enjuagues bucales) disminuirás el sangrado de las encías. De todas formas no es algo rápido sino que requiere su tiempo por lo que al menos no verás sus resultados hasta una semana o así.
Si a pesar de ello persiste lo mejor es que consultes con un dentista porque quiere decir que hay algo importante. Normalmente puede ser un cambio de pasta de dientes lo que te ayude a paliar el sangrado o una limpieza para limpiar por completo la boca y dientes de suciedad acumulada (quieras o no hay bastante que se puede acumular aunque no la veamos.
La limpieza en estos casos es importante. Debemos lavarnos los dientes 2-3 veces al día, después de cada comida fuerte al menos (eso quiere decir desayuno, almuerzo y cena). El lavado ha de durar un mínimo de 2 minutos, pero no 2 minutos con el cepillo en la boca sino moviéndolo y limpiando de arriba a abajo toda la boca. De este modo conseguirás tener una boca sana y limpia además de buen olor y una reducción del sangrado casi del 100% (por no decirlo completo).
La visita periódica a tu dentista también te puede ayudar pero con estos trucos seguro que el dentista no dirá nada malo de tus dientes.